En este tiempo, la sociedad tiene la sensación de estar atravesando una profunda crisis de valores. De hecho es lo que repetimos constantemente y lo que escuchamos siempre. No es fácil discernir si todos entendemos igual cuando hablamos de ellos, ni tampoco si nos referimos a lo mismo cuando hablamos de crisis. Sin embargo es cierto que los valores influyen absolutamente en cada uno de nosotros. Nos definen, configuran nuestro modo de pensar y de actuar, encaminan nuestras decisiones importantes y en definitiva dan significado a nuestra existencia. Como son inseparables de la ética, hay que integrarlos a la propia vida.